Alto, poeta, culto y bueno
Mi abuelo Ángel fumaba puros,
me gustaba el olor y porque a la que lo encendía me llamaba:
- ¡Ana, mira cómo hago
rosquillas!
Yo soltaba lo que tuviera
entre manos y corría junto a él a alucinar cómo ponía sus grandes labios
formando una gran O y, empequeñeciendo sus ojos, soltaba rosquillas en forma de
aro, que iban saliendo una tras otra, mientras abría más su boca. Me quedaba
embobada, siguiendo con la mirada el trayecto hasta desaparecer junto al techo,
a veces ponía mi pequeño dedo en ellas y se rompían al instante, pero nunca
logré coger ninguna, de desvanecían ante mis ojos.
Me divertía pensar que
aquello era lo que hacían los indios, que mi abuelo era el jefe y de un salto
me sentaba sobre sus rodillas y él me decía:
- Ja, ja, sí, soy el gran jefe
indio y esta es la pipa de la paz…
Hoy al ir a visitarte está tu sillón vacío y sobre él reposa
tu periódico olvidado. Sube un sabor amargo por mi garganta, porque siempre me aguardas
ahí sentado con la crónica del día deseando salir de tus labios. La abuela me ha
dicho que no habéis salido a pasear, que sólo has probado el desayuno, que hoy tus
zapatillas se oyen más que nunca al levantarte de la cama. He recogido el
periódico y he entrado en tu habitación sigilosa. Hoy seré yo quien te lea las
noticias y mañana también. Hasta que vuelvas a sentarte en tu orejero gastado,
a esperarme con noticias de ayer y rimas de mañana.
Sí, lo cuento en presente
porque esta noche he estado de nuevo en tus rodillas…
Ana, me has dejado sin palabras, ya sabes que nada es coincidencia en esta vida, y tienes la prueba en el nombre de tú querido abuelo. Me ha parecido fantástico el escrito, y como dice mi hermana,"tengo mi abuelo al lado de la oreja soplándome cuando me hace falta". TQ. ITA
ResponderEliminarQué bien que te haya gustado tanto y me encanta acordarme de él. Gracias guapísima, yo también te quiero un montón. Ana
EliminarTe voy a dedicar esta frase, no se a quién pertenece pero como quieres que aportemos: "Estar cerca del que sabe, hace más sabio al que no sabe". Y eso es lo que tu estás haciendo desde este blog, enseñarnos y contarnos a los que no nos han tocado con la varita mágica de la expresión tal y como tu lo haces. Aún estoy conmovido, cuando entro en tu blog no se lo que me voy a encontrar y es fantástico. Felicidades me deleito con tus entradas.
ResponderEliminarMuchísimas gracias Juan, qué bonita frase, pero sabia nada de nada, escribo y me encanta. Y gracias, muchas gracias por seguir el blog, es un placer tener seguidores, poquitos, je je, pero no necesito más. Ana
EliminarOtra sorpresa más y ya no se por cuál voy. Increíble ese yayo que yo también conocí, ese hombre alto y presumido, siempre esta ahí para cuidarte y soplarte al oído.
ResponderEliminarTodos tenemos un personaje al que nos aferramos, reales o ficticios, esos personajes que siempre están ahí cuando los necesitamos.
Me gusta como escribes y he de decir que este relato se me ha quedado corto, me apetecía más.
Espero al siguiente, que seguro me volverá a sorprender.
Que comentario tan bonito! Si que nos gusta acordarnos de esos sabios que nos han acompañado en algún trayecto de nuestra vida y nos han enseñado tanto. Quizás si que tienes razón que es un poco corto pero dice todo lo que quería explicar, pero tomo buena nota. El próximo, que por cierto aún no se cuál es, no se sí sorprenderá o no pero si recibe este tipo de comentarios estaré muy, pero que muy contenta y satisfecha. :-)
EliminarYo también me acuerdo del yayo Angel y de algunas de las manías que tenía como remover con una cucharilla la Coca-Cola para quitar el gas o llamarle "zimburrio" a la música que ponía Angel a toda pastilla (qué razón tenía el pobre y qué veranito nos dio Angel con los "BROS" y su único tema "When will I be famous" que se me quedó grabado a fuego y que, por cierto, os recomiendo que busquéis en Youtube para ver qué pintas las de 1987).
ResponderEliminarRecordando a los mayores y las historias que explican me ha venido a la cabeza un libro de un "escritor novel" que he ido corriendo a buscar porque quiero compartir con vosotros un par de pasajes.
Este escritor novel no es otro que Lluis Llach, personaje discutido que a unos cae muy bien y a otros muy mal y que se ha estrenado en el mundo literario con su libro “Memòria d’uns ulls pintats”.
Debo admitir que yo soy de los primeros y, dejando a un lado el tipo de persona que sea y la afinidad que se pueda llegar a tener con él, creo sinceramente que no se puede negar que está dotada de una sensibilidad y de una capacidad de expresar sentimientos fuera de lo normal, ya sea con las letras de sus canciones -que además de cantarlas o tararearlas, según se atreva cada uno-, hacen pensar y pocas veces dejan indiferente, o con este libro que yo no voy a recomendaros porque para que te guste tienes que tener una conexión con el personaje “Llach”. Si te falta esta conexión difícilmente te va a gustar.
Yendo a lo que íbamos, de Llach y centrándonos en el tema de nuestros mayores, os recomendaría leer la letra de la canción “Vell és tan bell” que escribió y dedicó especialmente para sus padres un día que abriendo la puerta de la habitación de la residencia donde estaban, los “descubrió” dándose un beso y, a la vez, un par de pasajes del libro del que no os explicaré mucho por si queréis leerlo, simplemente os diré que la historia gira entorno a una persona ya mayor que explica sus vivencias.
Los pasajes que os quiero destacar son dos:
“És ben curiós. Quan ets petit, fins i tot jove, les coses noves que han de venir i que et trasbalsaran la vida gairebé mai no les preveus com a importants. Hi ha tantes novetats i arriben a tanta velocitat que al final no semblen tenir transcendència per a l’adolescent atribolat que les ha de viure. En canvi, quan et fas vell, vell de veritat, queden tan poques coses noves per abordar que cadascuna esdevé valuosa. I a fe que a la meva edat les coses que m’han de pervenir ja només poden ser transcendents. De fet, quasi ni caldria parlar en plural”
“Sap? Els vells no sabem, i potser no volem, explicar les coses en línia recta. Necessitem fer giragonses, sovint enlluernats per records o aprenentatges que ens fan pampallugues des d’algun racó de la memòria. Al final, la marrada que fem és tan prodigiosa que acabem extraviant el fil del que volíem explicar. Si som benèvols, podríem imaginar que acabem perduts entre les heures de tanta vivència acumulada. El més curiós és que quan això ens passa, ho notem. Almenys jo en sóc del tot conscient. Però amb franquesa, és tan divertit obrir els calaixos on es desen les vivències d’aquest tortuós cervell, veure com s’han adornat amb el pòsit dels anys i com s’han fet irrepetibles, que ja no sé renunciar-hi. Una mica infantilment, juguem a perdre’ns pel seu laberint, creient presumptuosos que traspassem petits tresors, testimonis d’un món que no tornarà a ser”.
Pues nada, hoy son más de cuatro líneas dedicadas a todos aquellos que siempre ocuparán un rinconcito en nuestra memoria.
Como la última vez me dejas sin palabras y tu y yo sabemos que eso es prácticamente misión imposible. Me he reído un montón acordándome de la tralla que escuchaba mi hermano Angel, ja ja y no vamos a negar que nosotros también bo ni to. Y si, siempre hay un rinconcito para los buenos recuerdos Te mereces una entrada como la última vez y ahi va ! Un beso solete.
EliminarOLE hermanito!!! que suerte tengo de tenerte, aunque a veces sea tan lejos tan cerca.
EliminarEres especial y lo sabes, simplemente eres el hermano que a todo el mundo le gustaría tener, eres mi hermano.
OLE, OLE y OLE, puro sentimiento, un peazo de pan escondido pero siempre latiendo para no ponerse duro, aunque a veces lo quieras parecer.
ORGULLO DE HERMANO.