En mi perfil podría haber puesto:
mujer, taitantos, ah no, cuaitantos, pero pocos, je je, trabajadora dentro y
fuera de casa, pluriempleada a tiempo completo, soñadora, idealista, teatrera,
numerera… un rato, de risa fácil también, y ... mil cosillas más, pues eso, una
mujer de hoy día, que ya es mucho, no creáis, si resulta que hasta hay quien se
pregunta como es posible esto (lo de ser mujer hoy día y no morir en el
intento), en fin, sin duda difícil, pero ¡que carajo, maravilloso también! A lo
que iba, que siempre me enrollo como una persiana, hoy día puede ser que lo de
trabajar fuera sea tarea harto difícil, te echan y ala maja, que bien, muy
bien, pero que te vayas a casa que reducimos plantilla… y tu con cara de lerda,
aunque ya lo veías venir y piensas y ahora ¿qué? Pues nada que a lo mejor es
una señal para que te pongas las pilas y hagas por fin esas cosas que ibas
posponiendo por falta de tiempo. No voy a negar que aún no me han dado la
noticia, pero está al caer así que ya voy con mi libretita y haciendo listas
(no de la compra), que me encantan para ir releyendo y programando un poquito
mi nuevo futuro. Con todo esto os paso unas líneas que vienen a cuento…
LICENCIADA EN MARKETING Y MÁSTER
EN PROGRAMACIÓN
Las 6:10 h y suena el
despertador, cada día me levanto a esa hora, aún están encendidas algunas
farolas en la calle, lo primero que hago es acercarme al balcón frente al
puerto y observo qué día va a hacer, a esa hora ya empiezo a trajinar en la
cocina preparándome el primer café del día. Seguidamente la ducha, sombra de
ojos marrón chocolate, un poco de rimel y un ligero brillo en los labios, medias,
vestido, tacones, pendientes grandes y vistosos comprados en el mercadillo del
domingo, fular a juego y un toque generoso de Quizás, Quizás... me encanta este
perfume que siento que ha sido creado para mi, que al contacto con mis vestidos,
mis camisas y mis fulares los hago únicos, míos, impregnados de mí misma. Intercalado
a mi paso por chapa y pintura, niños, mochilas, desayunos y algo de orden…
Así, mientras va amaneciendo
despacio, cojo el bolso y salgo de casa, con el pelo aún un poco húmedo,
suelto, para que sea el aire quien lo acabe de secar a su antojo, en desorden, con
rebeldía, sintiendo sensual ese jugueteo de algún mechón, el aire y mi cuello.
Llego a la ciudad a esas horas es
casi perfecta, aún despertándose, aún a media persiana, envolvente, insinuante,
y yo, que me dejo querer mientras voy andando, con una pizca de salero, y con
las calles aún no inundadas de tráfico y mágicamente vacías, mis pies repiten
mecánicamente el mismo trayecto de los últimos días, prensa y lápiz en mano a buscar
trabajo que requiere constancia.
Compro el periódico en el quiosco
de siempre y me siento a tomar el segundo café del día. Rosa me ve llegar y
sentarme en el ventanal de la terraza y me acerca la dosis. Yo ávida,
impaciente e ilusionada con lápiz en ristre, empiezo a leer las ofertas de
trabajo, esperando que sea hoy el día en que publiquen mi anuncio, el me saque
de esta nueva rutina, el desempleo y, a sorbitos con mi café, paso una a una
las páginas, de pronto, me llama la atención un anuncio:
SE BUSCA PERSONA LICENCIADA EN
MARKETING Y MÁSTER EN PROGRAMACIÓN
- Idiomas: chino mandarín, inglés,
francés y alemán
- Informática: programación Ruby,
Lisp, JavaScript y Python
- Finanzas: cálculo y economía
financiera.
- Se valorarán conocimientos en física
cuántica y energía nuclear
- Carnet: A, B, C. D, E y F, el G
no hace falta.
para vender: BOLÍGRAFOS DE CUATRO
COLORES
Interesados enviar curriculum vitae
a www.paquehasestudiadotantolerdo.com
Buena retribución y posibilidad
de promoción laboral si echan al jefe.
Por un segundo estoy tentada en
contestar, pinta bien, pero en definitiva, decido ser fiel a mi corazón y
seguir buscando mi ansiada oferta laboral, ese anuncio, un anuncio de vendedora
de historias. Paso una tras otra las hojas hasta acabar el periódico, mientras,
la luz ya arremete insolente sobre mi cabeza y empiezo a tener calor. La calle ya
se ha llenado, y las mesas del bar ya están llenas de jubilados. Dejo el periódico
sobre la mesa y apoyo mi espalda en el asiento, quizás debes emprenderlo tu
sola, sin horarios establecidos ni rígidas pautas a seguir, ahora tengo la
posibilidad de escribir, de por fin dedicarme más tiempo a ello, aunque deba
ajustarme algo más el cinturón, abro mi libreta y tras mis listas retomo la
historia que empecé no hace mucho…