NOTAS

Cosecha propia. Andando por ahí, recojo una a una sonrisas que voy encontrando en mi paseo. Algunas llevan un abrazo con lazo zapatero al cuello y me envuelven con historias que se cuelan en mi cerebro y me reconfortan. Sonrisas que llegan de cualquier lugar, incluso en pobres brisas marinas, sonrisas cómplices y muy valiosas. Miro mi bolsillo y está lleno de ellas y las noto, qué gran cosecha, será una buena siembra? O será que tengo los mejores amigos del universo????

lunes, 8 de octubre de 2012

¡¡¡SORPRESA!!!





ELS MANELS - ANIVERSARI



Fui yo la que, como siempre la lía, comenté la idea de organizarle una fiesta para los 18 años de Mar. Sin dudarlo, tanto en casa como algunos amigos nos dijeron que contáramos con ellos.

No es la primera vez que organizamos una fiesta de este tipo, pero mientras duran los preparativos la emoción se aloja en la boca de mi estómago. Llamadas a todas horas, mails cuidando no incluir a Mar, mensajes, encuentros a escondidas para organizar el día X a las 9. La fiesta desató una avalancha de ideas.

“Podíamos adornar el salón con guirnaldas, y llenar la sala de globos de colores, como en una fiesta infantil” propuso alguien. – No, no mejor compramos una tonelada de ganchitos de color naranja, de esos que te dejan las manos teñidas una semana, - Y también brioxes con Nocilla o mortadela de olivas, ¡ah! y el pastel de galletas María, sin gluten claro.

Cada nueva sugerencia desataba un sinfín de carcajadas. Hubo un momento que no sabía si estaba montando una fiesta de 18 años o eran realmente 8. Las ideas de globos, bandejas de bocadillos de Nocilla y jarras de zumo en polvo me dejó algo descolocada.

No, no tocadiscos me niego, que Mar casi ni lo ha conocido, no me fastidies. Pero si lo piensas un poquito ¡redios! ¿Quién no tiene guardados aún vinilos de Parchís, esos que eran de color azul y que negaría ante un Juez que los ha escuchado?

Por fin todas esas ideas se dejaron en reuniones más que divertidas y organizamos una fiesta con máscaras, grupo de Rock, velas y delicatessen, las guirnaldas fueron las únicas invitadas. El colofón en formato vídeo y Flashmob.

Entre recuerdos, anécdotas y muchas más llamadas, por fin llegó el día .. Ya de buena mañana aparecimos Ita y yo, Juanjo y Juan Carlos fueron los siguientes y algunos asaltaron la sala a media tarde para ir organizando todo. Se dictó una orden clara y tajante de estar todos antes de las nueve. El trato con Paula (la amiga que la traería vilmente engañada) era que no aparecerían antes de esa hora, pero tampoco que nos hicieran esperar mucho... Puñetero aparcamiento, los coches fueron un problema añadido. Estaba prohibido aparcar demasiado cerca. Mar tiene, entre sus virtudes el de reconocer los coches de todos sus amigos y conocidos. Con lo cual, a partir de las siete de la tarde, una caravana de vehículos daba vueltas a la zona tratando de localizar un sitio libre, escondido, y que no estuviera cerca del casino. Tratándose de Masnou, parecía tarea imposible. Pero, por supuesto, lo conseguimos. Y así nos fuimos encontrando poco a poco todos en la sala.

Lo primero que pensé al llegar fue que, más que una fiesta, quizá le hacíamos una putada. Ella había pedido fiesta, pero mamá no demasiados viejos, ja, ja, ja… Hubo más jóvenes como no… La sala parecía haber sido asaltada por los Geos. No había nada en su sitio original. Las mesas arrinconadas bajo las cristaleras emplomadas, las sillas contra la pared, el grupo de Rock en una esquina, las paredes llenas de guirnaldas. Desde luego le iba a impactar, no me cabía la menor duda. Sus amigos estaban todos, está claro que Mar deja huella.

Yo era la encargada de recibir el mensaje de aviso que mandaría Paula, la amiga de Mar, cuando les faltaran 5 minutos. Después, un mensaje justo al entrar en el portal nos puso a todos más o menos en silencio. Todo estaba listo, sólo faltaba esperar. Y para pasar el rato empezamos a imaginar reacciones posibles. Por supuesto, todos opinamos.

- No llora, te digo yo que esta tía no llora.
- Yo creo que sospecha algo, espera que le liemos alguna.
- Lo mismo se enfada, je je je.
- ¿Y si al entrar hace un comentario a modo de qué sosos mis padres, no me han montado nada para mi cumple? ¿Qué hacemos?”
- Pues toser.

Las nueve menos cuarto. La gente empezaba a estar nerviosa. Yo miraba el móvil cada quince segundos. Parecía una adolescente esperando un mensaje del novio. Cuando entró el mensaje lo leí en alto: “Estamos en la farmacia. Tardamos cinco minutos”.

Esas cuatro palabras desencadenaron una histeria colectiva en forma de ataques de risa y carreras por la sala sin rumbo fijo. Apagamos las luces, abrimos las ventanas y algunos empezaron a mover los brazos como quien espanta moscas. En conjunto, resultábamos ridículos. No se cierran las puertas, jope no va a entrar si lo ve todo a oscuras…

Juanjo trató de poner orden mandándonos callar. Intentaba, desesperadamente, que nos organizáramos.

- A ver, nos ponemos en la parte izquierda de la sala, con las máscaras puestas y cuando encienda la luz gritamos todos a la vez ¡Sorpresa!
- ¡Los niños delante!
- No, mejor gritamos “¡Moltes Felicitats!”
- Pues a mí me mola más sorpresa, es más peliculero.

Faltaban unos segundos para que Mar entrara por la puerta y nadie parecía ponerse de acuerdo, ni escucharse, ni tranquilizarse. Yo seguía con el móvil en la mano, esperando ahora la llamada perdida que nos indicaría que estaban entrando en el portal. Desde ese mismo instante no se permitía ni siquiera respirar.

Cada uno buscó un lugar en la sala alejado de la puerta. Juanjo agazapado tras una de las puertas, Juan Carlos tras la otra con los petardos, apagaron luces, y esperamos nerviosos hasta que llegó la señal acordada. Y entonces sí, se hizo el silencio. Sólo unos segundos, porque enseguida alguien tosió.

- Tápate la boca o te ahogo – se oyó protestar a su lado.
Risas ahogadas y algún “ay no me des”.
- Me meo – dijo alguien.
- Te aguantas – le contestaron.
Más risas ahogadas.

A mi lado, un amigo comenta que tiene algo en el ojo y le está llorando. Tranquilo, le digo, así parecerás emocionado, ji ji. Pero no muevas ni un pelo.

Justo en ese momento se oye el sonido de sus pasos, resuenan los tacones en el suelo. ¿Por qué no hablan? ¿Sospecha algo? Silencio. ¿Qué está pasando? Unos segundos, interminables para los que estábamos dentro, y por fin dice algo. No nos llegan sus palabras con claridad pero si unas risas. Me parece que el que tosía antes vuelve a toser, muy bajito. ¡Qué entren ya!, pienso.

Nos llegan más voces y veo la sombra de Mar al otro lado de la puerta.. Por fin se acerca, y pregunta pero si está todo a oscuras…Y es justo entonces cuando entra y con las manos en la cara suelta un grito. El bolso se le cae al suelo y las lágrimas se deslizan por sus mejillas...

- ¡Sorpresa! – gritan unos.
- ¡Felicidades! – gritan otros.
- ¡Ya era hora! – grita el que no paraba de toser.