NOTAS

Cosecha propia. Andando por ahí, recojo una a una sonrisas que voy encontrando en mi paseo. Algunas llevan un abrazo con lazo zapatero al cuello y me envuelven con historias que se cuelan en mi cerebro y me reconfortan. Sonrisas que llegan de cualquier lugar, incluso en pobres brisas marinas, sonrisas cómplices y muy valiosas. Miro mi bolsillo y está lleno de ellas y las noto, qué gran cosecha, será una buena siembra? O será que tengo los mejores amigos del universo????

domingo, 10 de noviembre de 2013

Rose




Sentada y con las piernas cruzadas se observaba sus manos con el cerebro espeso…
- Eh, venga, no me jodáis, yo sólo quería enseñarle un poco lo que es la vida, abrirle la puerta a la realidad del mundo.
- Rose, era menor.
- Por eso agente. ¿Qué hay más salvaje que abrirle los ojos a un chaval adolescente de mirada imprudente? No me digáis que no os molan las vírgenes de cara angelical de los burdeles caros. Vamos hombre, vaya unos para darme el sermón dominical. ¡Qué queréis! Aquí sólo vienen individuos que han dejado a sus esposas en casa, cubriéndose las espaldas bajo su disfraz y rehuyendo entre las esquinas para no ser vistos.
En la calle una niebla espesa cubría la calle y ni los colgados hacían su ronda. Esa noche el local apenas no había más de seis o siete clientes. El humo formaba nubes densas entre los reservados y de fondo llegaba la voz de Bob Dylan, cantando Blowin in the wind.
Apoyada en la barra, Rose deambulaba con la vista sobre las caras conocidas. No había trabajo. En una mano una copa, en la otra un cigarro y en su boca una mueca de carmín rosa que jugaba a formar círculos de humo. Un escalofrío la advirtió de la llegada de alguien nuevo. Se giró, coqueta e indiscreta, y observó divertida al recién llegado.
No tiene más de 17 años y su aspecto le recuerda a un niño perdido buscando nervioso a su madre en mitad de la calle repleta de gente. Sonríe, con una mezcla de ternura y perversión en su mirada y pide dos copas al barman.
- No tiene edad Rose - protesta el gordo de John.
- Calla la boca gordo y pon esas dos copas de una puñetera vez. Voy a soñar un rato John. Hoy cuelgo el cartel de no molesten y si se deja, se lo hago gratis.
Apagó el cigarrillo de mala manera y con una copa en cada mano avanzó decidida hacia aquel chavalín, que sin moverse, aún intentaba acostumbrar la vista a la oscuridad.
- ¿Te gusta Bob Dylan? - preguntó ella.
- No sabría vivir sin él - respondió él.
- ¿Y viajar?
- Aún estoy buscando mi lugar en el mundo.
- Pues estás de suerte chaval. Lo acabas de encontrar, toma bebe…
- Rose, tú sabías que era menor.
- Agente ... usted habría pagado el triple si aquella noche la putita hubiera tenido dos años menos, así que no me joda. El chaval tiraba bien y aprendió la mejor lección de su vida. Aprendió a viajar.
- Joder rubia. Desde que escribes novelas de amor no hay quien pueda contigo. Pero era menor ... a ver si convences al sargento con tu labia.
Desde la calle llega el sonido de los coches entre la lluvia, una sirena, el chirrido seco de alguien que abre un bar, voces de maderos empezando su ronda. La ciudad comienza a amanecer y en la comisaria, una mujer canta Father and Son…