Había pensado muchas veces cómo iba a empezar esta mi pequeña aventura, mi blog. Y lo haré así sin más, “La Luz inventó los colores”
¿Mamá los colores, quién los inventó? – se giró, secándose las manos en el trapo que llevaba colgado de la cintura. Inventar, inventar...
¿Cuántas veces has visto el Arco Iris? – muchas mamá, cuando llueve y también hay sol sale el Arco Iris. ¿Sabes mamá?, ¡también lo vi un día repetido! - ¿repetido?, sí había dos, -¿Pero no entiendo por qué? Pues los colores los inventó la luz hijo. ¿La luz? Si la luz. Verás, la luz al reflejarse en las gotas de agua, abre un abanico, un gran abanico de bonitos colores que va recogiendo del paisaje y los lanza al cielo para que podamos verlos. Anda mamá, pero las hojas son verdes, a veces amarillas, y las veo cuando está nublado. Si, si, pero… cierra los ojos. Cerré los ojos. ¿Qué ves? Nada, está negro.
Pues ahí tienes la respuesta, sin luz no podemos verlos. ¡Ah! Claro, los colores los inventó la luz y cuando sale el sol aprovecha para pintarlo todo, como yo mamá. Eso es, y lo haces muy bien pequeño.
Soy de aquellas personas que piensa que no debemos andar de puntillas, que a pesar de las penas o desilusiones que nos puede deparar la vida, siempre hay algo, alguien que nos regala un nuevo color. No me gustan las rutinas y la literatura me ayuda a no caer en ellas, me traslada cada día a un lugar o un sueño distinto, actúa de bálsamo como si de una caricia se tratara. Amo la literatura y aprecio la lectura que me produce algún tipo de descarga eléctrica, que me descoloca, que me recoloca, que me hace replantear cosas.
No puedo definir exactamente qué va a caer por aquí, un poco de todo, un poco de mí, mis libros, mis historias, mi lápiz y mi papel.