NOTAS

Cosecha propia. Andando por ahí, recojo una a una sonrisas que voy encontrando en mi paseo. Algunas llevan un abrazo con lazo zapatero al cuello y me envuelven con historias que se cuelan en mi cerebro y me reconfortan. Sonrisas que llegan de cualquier lugar, incluso en pobres brisas marinas, sonrisas cómplices y muy valiosas. Miro mi bolsillo y está lleno de ellas y las noto, qué gran cosecha, será una buena siembra? O será que tengo los mejores amigos del universo????

lunes, 16 de septiembre de 2013

JEFF BUCKLEY




Un solo álbum Grace es lo que dejó Jeff Buckley (1966-1997) antes de morir ahogado a los 30 años y justo antes de empezar a grabar su segundo disco My Sweetheart the Drunk.

Una pizca de heavy metal, una pequeña dosis de pop-rock, jazz, folkie, sensibilidad y fuerza a la vez. Impecables composiciones, con letras cuidadísimas y brillantes melodías, interpretadas de forma sublime por una de las voces más privilegiadas que uno haya escuchado.

A veces parece que su voz esté a punto de romperse de un momento a otro. Cuando escuchas sus temas crees que nunca va a llegar a más o incluso más profundo, pero en el momento menos pensado saca un falsete, un suspiro o cualquier recurso, que su voz le permitía sin problemas, para inmovilizarte e hipnotizarte en la ejecución de las melodías. Su voz era rica en texturas, era un cruce entre Robert Plant y Van Morrison.

Uno de los mejores vocalistas de todos los tiempos, que tenía la habilidad de cantar a capela, casi en susurros en un antro hasta los topes y no se oía ni una mosca, eso no es solamente habilidad técnica y/o musical, eso es algo más.

Siempre me ha parecido una joya el primer y único álbum del genial songwriter Jeff Buckley. Los diez temas que componen Grace, me parecen simplemente extraordinarios.


La primera vez que escuché algo de Buckley, hace ya unos cuantos años, fue precisamente Lover, You Should´ve Come Over y Forget her,  Con tintes de gospel y blues, me dejaron alucinada y pensé ¡Si señor! Quién narices será este tío, quiero sus discos, pero sólo había uno. Siempre es un lujazo escucharlo y saborear a este genio, como yo estos últimos días.



Lilac Wine, un tema de J. Shelton más conocido por la versión de Nina Simone, vuelve a dejarme con la boca abierta. Prácticamente sólo se oye al vocalista acompañado por el leve siseo de una guitarra eléctrica y una más que contenida sección rítmica.

So Real, yo lo definiría como un tema poderoso.

Uno de los buenos momentos del álbum, uno de sus mejores cover, el Hallelujah de Cohen es absolutamente brutal. Parece como si Cohen hubiera escrito el tema pensando en la voz de Buckley que con la única compañía de una guitarra consigue alucinarnos una vez más.



Así es Grace, un álbum imposible de encasillar.