NOTAS

Cosecha propia. Andando por ahí, recojo una a una sonrisas que voy encontrando en mi paseo. Algunas llevan un abrazo con lazo zapatero al cuello y me envuelven con historias que se cuelan en mi cerebro y me reconfortan. Sonrisas que llegan de cualquier lugar, incluso en pobres brisas marinas, sonrisas cómplices y muy valiosas. Miro mi bolsillo y está lleno de ellas y las noto, qué gran cosecha, será una buena siembra? O será que tengo los mejores amigos del universo????

lunes, 6 de enero de 2014

LLUVIA







Tan abstraída estaba en la rutina que ni noté que el sueño me invadía. En ese preciso instante sentí, otra vez, aquella punción en el pecho. Descargaba otra tormenta y me llovía por dentro, era una lluvia lenta, de esas que penetran abrazando y se deslizan sobre la piel, limpia, pura y cálida. Me estremecí, porque un día salté con fuerza sobre el agua y me reencontré con mi otro yo…

Soy alguien que se renueva con la lluvia de primavera, soy alguien que se reinventó, o mejor dicho, me obligaron a reinventarme como niña lluvia porque me gustaba más que aquel papel de comedia que ellos querían que viviera y me gustaba escuchar como una voz me susurraba al oído que se podían coleccionar las nubes. La vocecita murmuraba… pasea en globo y recoge nubes…

Llovía ¿por qué siempre llueve en las despedidas? Yo también lloviznaba, en modo primavera, lentamente y mojándome en silencio, seguí andando sin un destino en mente y dejé que fuera él quien me dirigiera, por eso estoy segura que en ese momento manejaba mis hilos para que yo girara en ese desvío y ahí aparqué acompasada y lenta.

Yo no escucho la lluvia yo la siento…