Un viejo libro te devuelve los relatos ingenuos que impregnados de nostalgia aguardan impacientes para recuperar la atención de sus lectores, entre pétalos marchitos que se deshacen al tacto como las alas de mariposa, transformándose en polvo caduco de sueños efímeros que el viento arremolina alrededor de tu presente.
NOTAS
Cosecha propia. Andando por ahí, recojo una a una sonrisas que voy encontrando en mi paseo. Algunas llevan un abrazo con lazo zapatero al cuello y me envuelven con historias que se cuelan en mi cerebro y me reconfortan. Sonrisas que llegan de cualquier lugar, incluso en pobres brisas marinas, sonrisas cómplices y muy valiosas. Miro mi bolsillo y está lleno de ellas y las noto, qué gran cosecha, será una buena siembra? O será que tengo los mejores amigos del universo????
domingo, 12 de enero de 2014
lunes, 6 de enero de 2014
LLUVIA
Tan
abstraída estaba en la rutina que ni noté que el sueño me invadía. En ese
preciso instante sentí, otra vez, aquella punción en el pecho. Descargaba otra
tormenta y me llovía por dentro, era una lluvia lenta, de esas que penetran
abrazando y se deslizan sobre la piel, limpia, pura y cálida. Me estremecí,
porque un día salté con fuerza sobre el agua y me reencontré con mi otro yo…
Soy
alguien que se renueva con la lluvia de primavera, soy alguien que se
reinventó, o mejor dicho, me obligaron a reinventarme como niña lluvia porque
me gustaba más que aquel papel de comedia que ellos querían que viviera y me
gustaba escuchar como una voz me susurraba al oído que se podían coleccionar
las nubes. La vocecita murmuraba… pasea en globo y recoge nubes…
Llovía
¿por qué siempre llueve en las despedidas? Yo también lloviznaba, en modo
primavera, lentamente y mojándome en silencio, seguí andando sin un destino en
mente y dejé que fuera él quien me dirigiera, por eso estoy segura que en ese
momento manejaba mis hilos para que yo girara en ese desvío y ahí aparqué
acompasada y lenta.
Yo
no escucho la lluvia yo la siento…
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