Sentada y con las piernas cruzadas
se observaba sus manos con el cerebro espeso…
- Eh, venga, no me jodáis, yo sólo
quería enseñarle un poco lo que es la vida, abrirle la puerta a la realidad del
mundo.
- Rose, era menor.
- Por eso agente. ¿Qué hay más
salvaje que abrirle los ojos a un chaval adolescente de mirada imprudente? No
me digáis que no os molan las vírgenes de cara angelical de los burdeles caros.
Vamos hombre, vaya unos para darme el sermón dominical. ¡Qué queréis! Aquí sólo vienen
individuos que han dejado a sus esposas en casa, cubriéndose las espaldas bajo su
disfraz y rehuyendo entre las esquinas para no ser vistos.
En la calle una niebla espesa
cubría la calle y ni los colgados hacían su ronda. Esa noche el local apenas no
había más de seis o siete clientes. El humo formaba nubes densas entre los
reservados y de fondo llegaba la voz de Bob Dylan, cantando Blowin in the wind.
Apoyada en la barra, Rose deambulaba
con la vista sobre las caras conocidas. No había trabajo. En una mano una copa,
en la otra un cigarro y en su boca una mueca de carmín rosa que jugaba a formar
círculos de humo. Un escalofrío la advirtió de la llegada de alguien nuevo. Se
giró, coqueta e indiscreta, y observó divertida al recién llegado.
No tiene más de 17 años y su aspecto
le recuerda a un niño perdido buscando nervioso a su madre en mitad de la calle repleta de gente. Sonríe, con una mezcla de ternura y perversión en su
mirada y pide dos copas al barman.
- No tiene edad Rose - protesta el
gordo de John.
- Calla la boca gordo y pon esas
dos copas de una puñetera vez. Voy a soñar un rato John. Hoy cuelgo el cartel
de no molesten y si se deja, se lo hago gratis.
Apagó el cigarrillo de mala manera
y con una copa en cada mano avanzó decidida hacia aquel chavalín, que sin
moverse, aún intentaba acostumbrar la vista a la oscuridad.
- ¿Te gusta Bob Dylan? - preguntó
ella.
- No sabría vivir sin él -
respondió él.
- ¿Y viajar?
- Aún estoy buscando mi lugar en el
mundo.
- Pues estás de suerte chaval. Lo
acabas de encontrar, toma bebe…
- Rose, tú sabías que era menor.
- Agente ... usted habría pagado el
triple si aquella noche la putita hubiera tenido dos años menos, así que no me
joda. El chaval tiraba bien y aprendió la mejor lección de su vida. Aprendió a
viajar.
- Joder rubia. Desde que escribes
novelas de amor no hay quien pueda contigo. Pero era menor ... a ver si
convences al sargento con tu labia.
Desde la calle llega el sonido de
los coches entre la lluvia, una sirena, el chirrido seco de alguien que abre un
bar, voces de maderos empezando su ronda. La ciudad comienza a amanecer y en la
comisaria, una mujer canta Father and Son…